El blog de la fotografía y el video del Inem

En este blog podrás encontrar las fotografías, cortometrajes y la teoría del Taller de Fotografía y del Taller de Crónica y Video de la especialidad de Humanidades de la I.E. INEM José Félix de Restrepo de Medellín.

Trabajos de estudiantes donde se evidencia su interpretación crítica sobre los Medios

A continuación podemos observar algunos de los trabajos de los talleres de Fotografía y Crónica y Video donde se evidencia la interpretación crítica sobre la información difundida por los medios de comunicación y su influencia en la sociedad.

VIDEO

FOTOGRAFÍA


Carolina Aguirre Betancur y Santiago López Marín
2014

CRÓNICA ESCRITA
Bogotá, una pequeña muestra de mi país

Crónica de Tatiana Baquero Yarce
XI-23, 2013

Después de 8 largas horas de viaje por fin llegamos a Bogotá. Era mi primera vez en esa enorme jungla de cemento, llena de tráfico, gente, edificios y lluvia. Recuerdo que sentía mucho frío, pues ni allá ni acá a las 6 de la mañana se siente calor; llegamos por fin al barrio Ricaurte, lugar conocido como centro de la industria, constituido por talleres industriales, bodegas de maquinaria, camiones de carga que se dirigen a todas partes del país, etc. Entre todas estas calles negras, se encontraba la humilde casa  llena de recuerdos y momentos realmente especiales tanto para mi papá, como para sus hermanos y familia. Cuando entré allí, pude ver que no sólo en sus alrededores había comercio e industria, también mi abuelo tenía su propio taller de metalistería, este mínimo espacio en el que él hacía su magia junto mi tío Gerardo había sido el sustento de esa familia y por consiguiente de esa casa durante casi toda una vida; en la parte delantera de aquel terreno a medio construir estaba aquel taller y en la planta superior la casa donde todos mis tíos y mi padre crecieron, pero en la parte trasera no había nada, solo una jaula con gallinas para las próximas fiestas, la cual limitaba con una fábrica.

Por esos días, apenas comenzaba el festival internacional de teatro, donde vienen personas de los cinco continentes del planeta para mostrar su talento delante un público internacional, el cual acude en gran masa para este evento. Allí, no sólo se ven representaciones de obras clásicas en teatros, también se ve el teatro callejero, la cuentería, la danza, conciertos, circos, funciones para niños, entre otras artes. La ciudad estaba llena de colores y fiestas por doquier, con desfiles en cada calle, artistas callejeros dispuestos a seducir y complacer a todos los expectantes en todas las esquinas, rumbas, caravanas y demás.

Cayendo la noche fui sintiendo sueño y cansancio por motivo del largo viaje. Mi papá, sus hermanos y hermanas esa noche se desvelaron hablando y riendo, seguramente recordando travesuras y vivencias en días anteriores. Me contó mi padre tiempo después que ellos nunca sintieron interés en ir a eventos como el festival internacional ni nada parecido, ya que sus condiciones económicas nunca les permitieron conocer ni ampliar sus intereses por las artes; lo que ellos hacían era trabajar, siempre con el fin de sacar la casa adelante, mejorarla y no dejar derrumbar esas paredes llenas de sueños, anhelos, deseos y aspiraciones que de niños tuvieron. La situación que vivían mis tíos y mi padre en ese entonces no era extraña, para nadie es un secreto que las familias que más trabajan casi siempre son las de menos recursos y que en este país, si no es porque se meten en el narcotráfico o alguna actividad ilegal o porque encontraron a un ángel de la guarda, no salen adelante.

La casa era la última en un callejón por donde sólo podían salir los carros retrocediendo, ya que la calle era demasiado angosta; recuerdo que yo salía con mis primos a jugar pegándole a un balón contra la pared, ya que como este no era un barrio tan residencial no había parques cerca. Junto a la casa había una fábrica abandonada, no hacía más de 6 meses, en su tiempo de auge ésta se centraba en cortar piedra para sacar el mármol, pero dada la crisis económica que se ha venido presentando a lo largo de los años en Colombia, y más aún en la capital, fue cerrada. Los dueños de dicha fábrica la desalojaron toda, lo único que quedaba allí eran las ventanas, baños, cuerdas y tonillos oxidados…

Mientras sectores del comercio sufrían por estas bajas, el gobierno de Samuel Moreno Rojas, alcalde en turno, se interesaba por darle una buena imagen al resto del mundo, sin fijarse ni hacer mayor cosa para que la situación que otros vivían cambiara, permitiendo que personas trabajadoras y dependientes del trabajo para otros se quedaran en la calle por cierres y/o decadencia de las fábricas. Pero esto no solamente pasa en Bogotá, pasa en el resto del país; donde es más importante lo que piensen los demás que las propias necesidades de la gente, donde el gobierno piensa es en sus propias necesidades y no en las del pueblo; aquí en el país donde los niños cogen armas desde los 14 años porque ni la ley, ni el país, ni los gobernantes ni nadie lucha por el bien de ellos, a nadie le importa si están estudiando o están siendo sometidos por grupos al margen de la ley.

Esa noche ocurrió algo estremecedor. La bulla y el alboroto me despertaron; mi papá, mis tíos y mi abuelo estaban despiertos, pero ahora no se reían ni contaban historias, ahora ellos llamaban a la policía y trataban de dar explicación a los ruidos que se producían en la fábrica vecina. Se oyeron disparos. Algo cayó del tejado de dicha fábrica. Luego de un rato, después de la llegada la policía al lugar, mi familia comenzó a calmarse y nos contaron a mi padre y a mí lo que creían que sucedía allí. La crisis estaba en su momento más crítico, tanto que el índice de robos, extorciones, secuestros y demás acciones ilícitas aumentó, en tal grado que hasta una ventana, cuerdas y tornillos oxidados podrían ser motivo para que alguien cometiera un acto contra su moral y dignidad. Dijeron, pues, que se había metido un ladrón para sacar lo poco que quedaba en aquella bodega vacía, que al llegar los policías este subió al tejado y aquellos dos hombres uniformados al no poder alcanzarlo ni poder entrar allí, trataron de ahuyentarlo con disparos.

Al día siguiente, alrededor de las 10 am llegaron los dueños de la fábrica. Al abrir las grandes puertas de aquel lugar se encontraron a un muchacho de unos 27 años tirado en el piso, quejándose de un dolor proveniente de su pierna; en la caída desde el techo de la fábrica este se quebró la pierna y gracias a esto no pudo escapar. Los vecinos morbosos, llenos de curiosidad, cosa rara en este país, donde todos quieren estar enterados, pero ninguno quiere estar involucrado; rodeaban al joven, el cual esperaba que llegara una ambulancia que lo trasladara a un centro médico y supongo que de allí para un centro de reclusión. Allí se comentaba que no era nada extraño que esto sucediera por aquella época, ya que las bodegas quedaban solas y a disposición de los “dueños de los ajeno”, los cuales aprovechaban sin dudar apenas en entrar y sacar todo lo que podían.

Pero de esto no se enteraron los de la prensa, ni los del evento aquel por el cual tanta bulla había; esto es lo que se vive diariamente, pero cuando hay algo más “importante” lo opacan, lo esconden y nadie se entera. Siendo otro el caso, donde si mostraran lo sucedido lo llamarían de la siguiente forma, “ladrón en Ricaurte”, “policía sorprende a ladrón en fábrica abandonada”, o algo por el estilo, es fácil deducirlo si tan solo cogemos un diario cualquiera. Aquí, no se muestra la noticia como es, no porque los periodistas o las telecomunicaciones lo quieran dar a entender así, no, aquí las noticias son cambiadas de tal forma que el estado quede impune, por eso la noticia es que un muchacho robó en una fábrica y no es, que por el motivo de bajas y de la poca atención que se le presta a esta situación, las personas sin trabajo y con más necesidades acuden a las actividades ilícitas, ya que son el medio más “fácil” y rápido para conseguir lo que se quiere, o al menos eso es lo que conocemos desde siempre gracias a los grandes del narcotráfico, que por casualidades de la vida han nacido aquí y han dejado este pensamiento más que infundado en las mentes de la comunidad, pasando de generación en generación.

Volví a casa tiempo después y  vi que en todas partes habían noticias de que ese año el evento fue todo un éxito, poniendo a Colombia como el país con más influencia artística y con el mejor festival de arte en el mundo, afortunadamente los extranjeros no se enteran de todo lo que pasa aquí, al igual que nosotros mismos, la pregunta sería, ¿Algún día le daremos la importancia que se merecen las necesidades internas más que a la percepción de los demás?

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